El coronavirus no es contagioso en las superficies
"El coronavirus no es
contagioso en las superficies": el científico que ya no usa
guantes para investigarlo
La
corporación médica estatal y privada ha condicionado a la
población, respecto que un agente viral es contagioso en las
superficies.
Es
un hecho, que contradice la base científica de la carrera de
medicina, que un virus posea semejante capacidad de permanecer en
una superficie. Una bacteria si la posee, pero no un virus.
¿Es
posible, que integrantes de la corporación médica estatal y
privada, ministros de salud actuales y pasados, asesores del poder
ejecutivo, legislativo y judicial actuales y pasados, desconozcan
materias de la carrera de medicina?
Osvaldo
Buscaya
Psicoanalítico
(Freud)
CABA
Argentina
1
de marzo de 2021
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Internacional
"El
coronavirus no es contagioso en las superficies": el
científico que ya no usa guantes para investigarlo
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Un
artículo en 'Nature' explica que se pudo sobrevalorar esta vía
de contacto
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El
virus existente en los objetos es muy escaso y con nula carga
viral
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Hay
que priorizar el lavado de manos y las medidas de seguridad en
interiores
La
pandemia de coronavirus está sometiendo a los científicos e
investigadores a un proceso de aprendizaje constante. El progresivo
conocimiento sobre la enfermedad y su transmisión ha ido tumbando
premisas que se consideraban casi sagradas durante la pasada
primavera. Una de ellas es la importancia del contacto con las
superficies a la hora de contagiarse, según
relata un artículo publicado en Nature que
habla de la desmesurada importancia que se dio a esta variable en los
primeros meses de la pandemia
En
estos primeros meses, esa primavera de confinamientos en todos los
países, abundaron las recomendaciones sobre la limpieza de
superficies suscetibles de ser tocadas por personas infectadas.
Diversos estudios afirmaron que el virus permanecía en estas
superficies durante días. Así, los desinfectantes y los guantes (al
igual que el gel hidroalcohólico para las manos)
se convirtieron en imprescindibles.
Sin
embargo, la comunidad científica pudo haber sobrevalorado el
riesgo de transmisión por esa vía. Ha sido la misma comunidad
científica la que se ha encargado de ir corrigiendo esta impresión
inicial. Y lo cierto es que, tras un año de pandemia, es clara: la
principal fuente de contagio es por vía aérea, por medio de los
aerosoles. El peligro de las superficies es bastante residual.
Emanuel
Goldman, microbiólogo de la Facultad de Medicina de Rutgers New
Jersey, se ha encargado de estudiar el efecto de las superficies y de
reducir el peligro que conllevan. Goldman afirma que, si bien pueden
presentar ARN viral, lo que queda en ellas es lo que viene a ser "el
cadáver del virus", con escasa o nula carga viral. "No
es contagioso", remata.
El
científico pone de ejemplo su propio comportamiento contra el virus
después de estudiar su naturaleza: ha dejado de usar guantes después
de varios meses de pesquisas en los que ha confirmado sus sospechas.
Los fómites (objetos que se pueden contaminar con virus) no parecen
formas de contagio realmente significativas. Lo mejor, insiste, es
mantener una frecuente lavado de manos.
Lo
cierto es que el CDC (Centros para el Control y la Prevención de
Enfermedades de EEUU) ha girado su opinión hacia el criterio de
Goldman, y después de advertir hace meses de la gran importancia de
limpiar superficies para evitar contagios, ahora
informa en su página web de
"no se cree que la propagación a través del contacto con
superficies contaminadas sea una forma común de propagación".
Algunos
investigadores como Goldman recalcan que los estudios de comienzos de
pandemia se realizaron en unas condiciones que distan mucho de las
que se dan en la vida real. Las cargas virales eran exageradas, las
condiciones de temperatura y humedad estaban demasiado controladas.
Nada que representase al "mundo real".
Por
el contrario, algunos estudios que sí se han realizado a pie de
campo han demostrado que el contagio por superficies es muy residual.
Es el caso del que comandó Tal Brosh-Nissimov, del Hospital de la
Universidad Assuta Ashdod en Israel, que no detectó contagio alguno
en materiales contaminados. Algo que respalda las tesis de su colega
Goldman.
Los
estudios de Amy Pickering, de la Universidad Tufts de Massachusetts
han determinado que la transmisión de ese ARN viral es de menos de 5
de cada 10.000 casos. "La transmisión de fomite es
posible, pero parece ser poco común. Muchas cosas tienen que encajar
en su lugar para que suceda esa transmisión", sentencia. En
todo caso, la limpieza de manos para minimizar riesgos parece
suficiente.
Un
problema de comunicación
Otros
expertos aseguran que en este tema ha habido un problema de falta de
comunicación. Es la opinión de Lindsey Marr, ingeniera de Virginia
Tech que en una carta mandada al Washington Post explicaba
que la obsesión por la limpieza de objetos y sus superficies dejaba
en segundo plano algo mucho más importante: la ventilación de
interiores y el mantenimiento de las medidas necesarias en estos
lugares, como el uso de mascarilla y la distancia social.
Marr
explicaba que, al ser la limpieza algo más sencillo, se priorizaba
ante la ventilación, lo cual es harto contraproducente, ya que
además reducía los esfuerzos realmente útiles, los que van
encaminados a medidas que sí tienen un impacto importante en la
prevención contra el coronavirus.